DE PRONTO ME ENTRÓ PANICO...

Este fin de semana decidí refugiarme en mi cuartucho de herramientas y con la “chiva” de que estaba reparando una vieja máquina de escribir “underwood” portátil y que me compré en un remate de la “Tía Rica” allá por fines de los años cuarenta.

La verdad que quería pensar un poco y cuando lo hago no me gusta que me molesten, y como todos los viejos tenemos algunas manías, yo necesito hacer algo manual para concentrarme en mis pensamientos.

Me quedé pegado en un comentario que le hice a una amiga en su blog, y en la contra respuesta que recibí. A una de las cosas que le tengo pánico, es a la posibilidad que me ponga a decir tonteras, en otras palabras, que pierda mi lucidez y evidentemente, frente a eso, y por la experiencia de cercanos, no se da ni cuenta cuando uno se pone a hablar tonteras.

Sin que nadie me lo dijera he bajado una enormidad la cuota del vinito, y eso se dio cuenta mi compadre Lucho y como es un gallo súper encachao, nunca me ha hecho problema porque ya no lo acompaño “pape y pape” cuando nos sentamos con una botellita por medio.

También me he hecho el tonto porque la Escolástica ha diminuído la cantidad de sal en las comidas y sólo por ser condescendiente con ella, le hecho endulzante al te, porque café solo tomo cuando nos vamos con el Chico Liendo y el Flaco Armando a tomar un cafecito al “Haití” y nos deleitamos mirando las buenas mozas que atienden.

Bueno, el tema es que me preocupó porque parece que según lo que leí, yo no habría entendido lo que él escribió, es decir, no entendí lo que el quiso decir para que lo entendieran y yo entendí lo que quise entender porque según el no dijo lo que yo asumí lo que el dijo, entonces me dije, Nabuco, parece que estas poniéndote medio tontón, por eso desarmé la máquina de escribir y después la armé y no me sobró ninguna pieza y no forcé ningún tornillo ni una pieza, entonces me dije, Nabuquín, esta lúcido aún.

A mi me da mucha pena cuando a los viejitos que se sacaron la creta toda una vida para darle lo mejor a los suyos, y éstos una vez que ya lo ven que están algo “rayadito” lo van abandonando y terminan diciéndole; “Ya Tata, siéntese ahí tranquilito” y ellos se van a hacer lo suyo y el viejito se queda sentado mascullando sus penas porque lo único que quieren es que le den un cariñito chiquito y , bueno… pero, ¿qué se puede hacer?... los viejos somos como los muebles, a medida que pasa el tiempo nos van dejando en las piezas de más adentro, terminando siempre en la pieza de los cachureos.

En un momento me fui a meter al computador para sapear un poco los blog amigos y me encontré con cosas bien simpáticas, así que hice algunas maldades y volví a lo mío.

Mañana voy a ir a ver a mi compadre Lucho y lo mas seguro que nos vayamos a comer un sanguchito a Las Tejas (con pipeñito como corresponde), a propósito, me contaron que Los Canallas se termina, parece que van a hacer un edificio donde está.

Me dió mucha alegría ver que todavía anda.... haciendo maldades mi corelija Ivan Seisdedos (Cicerone), ya les voy a contar algunas anécdotas de este peculiar ciudadano, Salud compañero....