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DE PIE RADICALES CHILENOS. LEALES PERO NO SUBORDINADOS, SOCIOS POLITICOS, NO COMPLICES

domingo, 17 de mayo de 2020

APUNTES RADICALES 03


DON PEDRO AGUIRRE CERDA
(3ª. Parte)
.
EL TEMA DE LA MUJER.
 
Se hace necesario hacer algunas precisiones a fin de entender los fenómenos sociales que Chile ha vivido en torno a la presencia de la mujer en la vida nacional en sus diferentes manifestaciones.

Podría caer en ciertas conductas frívolas de algunos historiadores que han hecho de la mujer una caricatura, ponderando de manera fanática algunos nombres, que en el horizonte nacional han sido un aporte más, quizás con el destello de los momentos en que las han mostrado.

Pero el tema de la mujer en Chile es como un rio que nace de las más altas cumbres de la cordillera, es imposible atribuirle a algunas el privilegio de haber sido las iluminadas y a partir de ella surge todo lo que se ha dado, no hay un antes y un después.

Si de nombres se trata, destaquemos el primer nombre: MAMA-ABUELA-HERMANA MAYOR, ella es la primera profesora, la primera maestra de economía, la primera maestra de agricultura, puericultura, ganadería, horticultura, moda y confecciones, panadería y pastelería, y así podría seguir describiendo actividades, pero la más importante maestra de ética y moral y refugio consolador.

Hoy esa visión es pretérita, y no entrando a analizar razones por ahora, los niños de hoy son HIJOS DE LAS NANAS, que si bien es cierto en muchos casos se esfuerzas por ser madres sustitutas, son como las prótesis de un discapacitado.

LAS MUJERES DE DON PEDRO.

Don Pedro Aguirre Cerda, es un personaje enigmático, pues en la medida que uno se comienza a involucrarse en su vida, surge un gran muro que separa su vida privada de la vida pública.

En mi investigación sobre él, que es de varios años, he llegado a la conclusión, y claro que puedo estar equivocado que en la vida de don Pedro existieron tres mujeres muy especiales y que le marcaron; su madre doña Clarisa Cerda, Lucila Godoy Alcayaga y su esposa y prima, Juanita Aguirre.

Con su madre, de la cual no existen mayores antecedentes, pero cuando la vida a uno le ha dado la oportunidad de conocer la psicología de la mujer de campo y viuda puede entender lo que significa la madre, cuando el padre lo deja huérfano a los 9 años y con 10 hermanos.

Vive 4 años, mientras realiza sus estudios primarios a diario con su madre y hermanos, y a los 13 años se va a vivir a San Felipe en un “internado” que no era más que una pensión, y que cuando podía se iba a casa de su madre.

Se debe entender que ahí templó su espíritu, podemos entender que ahí se marcó su forma reservada, y el aprender a vivir con sobriedad, agreguemos a esas experiencias que a los 20 años se va a Santiago, para ingresar al Pedagógico, vive en una pensión en la calle Bascuñán Guerrero con Blanco Encalada, junto a un grupo de jóvenes de Los Andes y alrededores, de los cuales no hay mayores antecedentes.

A los 22 años se recibe de profesor lo que es una gran alegría, pero también tiene el gran dolor de perder a su madre.

Los biógrafos no entregan mayores antecedentes de su vida personal, salvo hechos de público conocimiento, hasta que en 1916 se casa con su prima y conoce a Lucila Godoy, de la cual es su consejero legal hasta que por sus actividades públicas no puede seguir cumpliendo esas funciones las cuales la asume el joven abogado Eduardo Frei Montalva, del cual la entonces ya Gabriela Mistral no está conforme y se lo hace ver a don Pedro.

Como anécdota curiosa, don Pedro sugirió el nombre de Gabriela Mistral para el cargo de directora del Liceo de Niñas el cual fue aceptado, pero el decreto de nombramiento el Presidente de la República no lo quiso firmar porque lo le “cuadraba” el nombre; Ud. me hablo de doña Gabriela y aquí dice Lucila Godoy… se dieron las explicaciones del caso, y el decreto se cursó.

A fin de redondear la idea, las tres mujeres tenían varias características en común, y entre las tres moldearon la visión de mujer chilena que don Pedro se formó.

Hubo otra mujer que fue importante, que supo ganarse el respeto y aprecio de don Pedro y que en una carta reconoció su aporte como parte de su equipo de trabajo en la campaña presidencial y de que plasmó en una carta que en parte decía:

“El Partido Radical tiene inscrito desde hace tiempo en su programa, como una de sus aspiraciones, la igualdad de derechos de las mujeres.
Como miembro de él, tengo que mirar con regocijo las actividades presentes de Uds., que han de ser factor determinante para obtenerlos y que las capacitarán en mejor forma para contribuir a la evolución progresista de los tiempos.
Por eso es que yo atribuyo al movimiento en que están empeñadas una proyección mucho más considerable que la de una simple colaboración eleccionaria.
Y quiero creer que, comprendiéndolo así, Uds. Han de perseverar entusiastamente en su hermosa obra
."
(Carta a Aida Yavar de Figueroa. Octubre de 1938)

LA VISION DE ESTADISTA.

Para muchos cuesta entender los comportamientos de los hombres grandes de la política, pues ellos tienen la grandeza de ver, más allá de las ropas políticas, los gestos e ideas que pueden ir en beneficio de la Patria.

Y si a esto le agregamos la conducta generalizada de los historiadores que optan, algunos de narrar los hechos descontextualizados o la visión de los personajes como si fueran papeles murales u otros que se preocupan de juzgar los hechos y personajes de manera extemporánea, con parámetros del ahora. La Historia, como en una obra de teatro, se debe llevar al espectador al tiempo y las circunstancias del texto, y dejar que, en el caso de la Historia, el lector saque sus propias conclusiones.

El movimiento femenino, como lo señale, ha sido como un rio que nace de las altas cumbres, y en Chile fueron muchas las mujeres que desde su atalaya social y cultural aportaron, y para concluir les reproduzco un artículo escrito por una dama en 1903 y publicado en la Revista Pedagógica de Concepción y de la cual no tengo mayores antecedentes, salvo que por sus escritos incomodó a conspicuos caballeros de la época.

"LA MUJER

Mucho ha escrito el hombre acerca de este ser incompresible, consiguiendo jamás bosquejar una imagen que se le asemeje.
¡Cuánta razón tienen para llamarla incomprensible! Solo los que piensan y sienten de la misma manera se comprenden, y el hombre siente y piensa de distintos modo que la mujer, porque su organismo es diferente.
No los culpemos pues, de juzgarnos injusta y temerariamente si cada uno la pinta con sus propios colores.
La mujer es el arma más temible, dice el soldado
Es la tentación, dice el cura
Es un artículo de lujo, el comerciante
Es una nota muy alta, el músico.
Un enfermo incurable, el medico
Un deudor insolvente, el jurisconsulto
La herramienta más necesaria, el artesano
Un mudable objeto de placer, el libertino
Un pincel de todos colores, el pintor
Nave sin timón, dice el marinero
Es un ángel, dice el poeta
Es un demonio, dice el perverso
Es la dueña de la casa, dice el agricultor
Es la mitad del género humano, dice el filósofo
Y cada uno cree haber dejado retratada fielmente cuando no ha hecho sino su propio retrato.
Solo la mujer conoce a la mujer y solo ella puede copiarla al natural.
Hagamos pues un bosquejo:
La mujer es el animal más perfecto de la creación.
Siendo de materia más depurada que el hombre, tiene una epidermis más delicada y es más sencilla a la percepción externa, porque los nervios que son los reflectores de la sensibilidad encuentran menos obstáculos para llevar al alma las impresiones externas y reflejar las internas.
Encontrando en su materia menos resistencias la actividad del alma que es la que impulsa al movimiento a la materia inerte, la circulación es en ella más rápida y los músculos vigorizados con el constante ejercicio de la sangre adquieren gran desarrollo. La mujer tiene más desarrollados los músculos que el hombre, es más activa y vive más a prisa.
Su voz es suave y modulada porque la materia más purificada forma órganos más delicados.
Siendo en ella el sistema nervioso, que es la batería del alma, de más fácil manejo, la inducción de este se ejecuta con más rapidez. La mujer es más exaltada que el hombre y más pronta en sus percepciones y resoluciones.
Así como por el cristal de una lámpara, que es una materia purificada, atraviesa los reflejos de la luz, así las irradiaciones del alma de la mujer se manifiestan sin obstáculos. Ya sea en el amor o el odio, o en cualquiera de sus efectos, es más expresiva que el hombre, más pródiga en manifestaciones externas.
Ríe o llora con facilidad, porque aun los pequeños sentimientos internos no hallan impedimentos para asomar al exterior. La risa y el llanto, son manifestaciones de los sentimientos del alma.
No hay duda que al hombre le cuesta manifestar las impresiones de su alma. Siendo su materia más impura, es menos susceptible de reflexión, y tal vez por esta causa le conmueven menos las manifestaciones de ajena sensibilidad. Es menos compasivo.
En el hombre predomina la materia, y esta se impone por la fuerza bruta; y en la mujer predomina el sistema nervioso, o sea, la fuerza del alma. La mujer es más espiritual que el hombre.
La fuerza bruta se rinde a la fuerza moral, porque la fuerza del alma se impone sin violencia a la materia.
Generalmente la mujer siente mucho y reflexiona poco porque la sensibilidad, que es casi la única facultad, del alma que la mujer cultiva, ocupa todo su trabajo del sistema nervioso, este desequilibrado, en su fuerza, se hace incapaz de raciocinar. El excesivo desarrollo de una de las facultades del alma, impide el desenvolvimiento de las otras.
La vida de la mujer, reducida al estrecho círculo de la familia en cuya atmósfera de amor se impregna su alma, contribuye al desarrollo de su sensibilidad.
La vida de negocios ajenos a la familia a que el hombre se entrega desde pequeño, y los estudios serios a que se dedica, desarrollan su voluntad y su raciocinio; y estas facultades del alma son las que dan el juicio y la firmeza de carácter de que la mujer carece.
Si se coarta el desenvolvimiento de las facultades de su alma, nada más natural que el que no las posea.
Se extraña de que a la mujer sea fácil imbuirle absurdas ideas y creencias, cuando se la obliga siempre a someterse a la voluntad de los otros, a no tener voluntad propia. ¡Se le reprocha que no vea y se le atan las manos, se le vendan los ojos!
Se cultiva su sensibilidad y su memoria mientras se reprime su sensibilidad y su raciocinio ¡y se extraña de que sea fantástica, irreflexiva y voluble!
Unos ven ella un ángel, otros la juzgan un demonio; y no es sino una compañera del hombre, inferior a él en fuerza bruta o material; pero superior en fuerza moral o del alma. Es un ser compuesto de cuerpo y de alma susceptible de aprender y discernir; que tiene deberes que cumplir y necesita instruirse, aspiraciones que llenar y pide su personalidad usurpada.
Desarróllense equitativamente todas las facultades, y fuerza intelectual y moral de la mujer será más potente.

Natalia Urzúa de González.”

Nabuco.


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