Fui por primera vez a la Quinta Normal con mis compañeros del Amunátegui, a propósito de dirimir una controversia política entre un compañero que defendía con pasión la posición de Luís Barros Borgoño (Juan Valenzuela) y otro que estaba por Arturo Alessandri (Jaime Fontecilla) .
El Jaime era compañero de curso y era liberal y vecino, vivía cerca de mi casa, en la calle García Reyes, además yo ya asistía a las reuniones de la Primera Comuna de Santiago del Partido Radical.
Como el tema no se había clarificado a la luz de las ideas y argumentos no quedaba mas que hacerlo a la manera varonil de los puños.
Debo aclarar que este acto de sanjamiento de controversias terminaba cuando uno de los contendores caía al suelo o le afloraba sangre por las fosas nasales.
Bueno, la cuestión fue que entramos por la entrada de Matucana, y al poco andar vimos a un grupo de chiquillas que andaban paseando y jolgoriaban más que bandada de jilgueros y ahí quedo la escoba.
Todo esto, a propósito que, de puro copuchento me metí en el blog de una dama que, al poco de leer sus escritos me dejo peinado para atrás, pero como trato de entender a los muchachos de ahora y acordándome de mujeres como la Luisa Bombal, la Isidora Aguirre, y otras que por conducta de caballero no nombraré me hizo sentir veinteañero por un rato.
Lo que mas me molesta, y debo aceptar como verdad verdadera, son las sutiles quejas que a veces en sus palabras se hacen evidentes a favor de los varones.
Si esto lo interpolo a la política actual, no me cabe duda alguna que con razón los jóvenes no quieren saber nada de este tema, la política, ya que definitivamente no hay honor, no hay verdad, no hay propósitos nobles…
Busqué entre mis apuntes el texto de la carta del Sr. Arturo Alessandri Palma en donde agradecía el apoyo del Partido Radical para su elección como presidente el año 1932 y en uno de sus párrafos señalaba;
“La vida republicana solamente es posible de acuerdo con estas normas. Dentro de ellas, será menester reconstruir las actividades nacionales en el orden moral, en el orden social y en el orden económico. Pasó la hora de las disputas bizantinas y es necesario dedicarse por entero a la realización de un programa que signifique la reconstrucción del país en todo orden de cosas. Esta no es tarea para un hombre, ni para un grupo de hombres, es la obra nacional en que deben cooperar todos los chilenos, sin distinción alguna y a la cual cada uno debe aportar el contingente de su buena voluntad, de su acción, de su energía y de su esfuerzo. Agregaba que, dentro de estas ideas, aceptaba llegar a la Presidencia de la República, sin compromisos de ninguna especie, con hombres ni con círculos. Iré a ese alto puesto, decía, no a servir personas, sino el bien público y los intereses generales del país, para lo cual buscaré la cooperación de los honestos y, entre ellos, los más eficientes y preparados. Agregaba, tan sólo un gobierno nacional, estará capacitado para emprender una obra que puede calificarse de salvación pública. Para ello se requiere el concurso y la ayuda unánime de todos los chilenos. Insistía en que, si era honda la crisis política que nos agobiaba, era todavía mucho más grave la económica que aplasta a centenares de hombres por falta de trabajo, a los cuales debía dárseles sin demora, poniendo término a la cesantía. Agregaba en seguida, la agricultura, la minería, las industrias y el comercio, en una palabra, todas las actividades llamadas a vigorizar la vida económica nacional, que por eso mismo deben ser atendidas en forma preferente por los gobernantes, esperan la adopción de medidas que nos lleven al incremento de la producción nacional, único medio eficaz de triunfar de la angustiosa situación económica por que atravesamos. Deben dictarse medidas armónicas, mirando el interés general y no personas ni círculos determinados. Insistía después en la necesidad de la defensa de nuestra moneda para ahorrar dolores por el encarecimiento de la vida a los proletarios y a la gente de escasos recursos.
Lo malo que amaneció lloviendo, pero así y todo, me voy poner ropa gruesa y voy a ir a la Quinta Normal, me pasearé por sus jardines, y a lo mejor vuelvo a escuchar las voces y risas de esas jovencitas hermosas y quizás también las voces de mis compañeros que en esos años, éramos unos volcanes plenos de sueños y esperanzas y que muchos ya han partido a lugares que desconocemos.
Saben, no importa quien gane la elección interna del Partido, sólo me importa que volvamos a ser la respuesta honesta y confiable para la gran mayoría de los chilenos y en particular a ese mundo joven que de alguna manera se representa en el las palabras de Paola.
2 comentarios:
Muchísimas gracias don Nabucodonosor:
Usted es un "viejito" muy inteligente, simpático y sagaz...
Lo espero por mi espacio cuando usted quiera, a ver si me cuenta una de sus historias, (que deben der hartas), seré todo oídos.
Un gusto
¡Ay chiquilla por Dios! no se que tan inteligente, lo de la simpatía es subjetivo y lo de sagaz... quizás sea por eso de que "más sabe el diablo por viejo..." así y todo, muchas gracias por tus palabras.
Voy a volver a tu blog, pero antes tengo que arreglar los lentes, porque el otro día fui con el Lucho a Las Tejas a probar un pipeñito y cuando venia de vuelta para la casa, me senté en los anteojos y estoy usando unos cuneteros y veo ahi no mas.
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